Quién eres sombrero ajeno,
quién sino tus labios abriéndose
para mostrar tus seducciones ,
tus dedos uno delante otro atrás,
y ríes, ríes, sacas la lengua entre tus labios
voluptuosos
quién eres si yo no te hubiera inventado,
yo te construyo en esta irrealidad,
y te acerco a mis caderas,
sobre la cama
encendida
encendida
me cubres,
quién eres luz de juventud que me arrastra
a remotas arenas que nadie ha pisado.
Siempre hay distancias mías y tuyas,
tuyas que son tuyas ahora, pero han sido
siempre mis distancias,
mis ausencias,
sólo te amaré en tu isla blanca
mi Neruda, mi sicario de sueños,
mi vino maldito,
mi sexo alegre,
mi hijo.