¡Arráncame la vida..¡¡
Alta,
gruesa,
sus ojos detienen las calles como cercos mudos
del mundo,
fuera sólo un domingo.
Va midiendo trazo a trazo
de prisa, su dentadura es jaula abierta
de prisa, su dentadura es jaula abierta
ríe,
a pesar de sus oscuras cizañas
resbalando por sus brazos
recoge los cristales turbios,
ella ríe
ella ríe
se amanece reuniéndolos
y los limpia,
ríe
mira que en su reflejo oscila la palmada,
ríe
mira que en su reflejo oscila la palmada,
como palomas las recuerda
al mirarse en el espejo,
palomas hinchadas
emigrando
emigrando
hacia sí mismas.
En su epitelio
vuelve a tejer ancestros,
más ancestros diminutos en sus células
parecen gritar,
nacen, renacen,
y las heridas de sus pies
no logran cerrarse
deben seguir nutriendo a hijos
que de bruces marchan
que de bruces marchan
hacia cualquier fanal para apagarlo,
y vivir
como siempre
en la oscuridad.
en la oscuridad.
4 comentarios:
¡Ay, esos cristales turbios, cuánto estropean una vida!
Un poema triste pero que dice mucho de lo que nos sucede día a día.
Un saludo, Ana Rosa
Muy en tu estilo y con toda la inteligencia y la fuerza de una mujer que percibe la vida y la vive.
Myriam, este poema me lo inspiró una mujer que conocí en el hospital, y me dijo que no quería vivir más, como de 40 años, con depresión severa, maltratada y se fue con su cóctel de pastillas.
Sabes, me dolió....
Que tonto, Verdad ?
Un beso
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