
Asciende pródiga
entre musgo y resolana, ella su cerviz.
Festeja razones
la lluvia de la calle, de estar maquillada,
atrapada en las aceras de tanta gente y piensa
en fuegos que no apaga el agua,
las distancias sus cien cruces recortadas
se derraman
en las horas,
en los surcos,
como estiércol de buitres o colmenas congeladas.
Nunca antes tomó una antorcha para correr por los patios
entre reos,
cuando a oscuras nadie la volvía hermosa,
infibulada bajo cuerdas,
sujetó sus puños en aldabas
donde se dejaba la escoria
allí la buscaría para besarla.
entre musgo y resolana, ella su cerviz.
Festeja razones
la lluvia de la calle, de estar maquillada,
atrapada en las aceras de tanta gente y piensa
en fuegos que no apaga el agua,
las distancias sus cien cruces recortadas
se derraman
en las horas,
en los surcos,
como estiércol de buitres o colmenas congeladas.
Nunca antes tomó una antorcha para correr por los patios
entre reos,
cuando a oscuras nadie la volvía hermosa,
infibulada bajo cuerdas,
sujetó sus puños en aldabas
donde se dejaba la escoria
allí la buscaría para besarla.
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