lunes, 28 de febrero de 2011

La del hospital

¡Arráncame la vida..¡¡



Alta,
gruesa,
sus ojos detienen las calles como  cercos mudos
del mundo,
fuera sólo un domingo.

Va midiendo trazo a trazo
de prisa, su dentadura es jaula abierta
ríe,
a pesar de sus oscuras cizañas
resbalando por sus brazos
recoge los cristales turbios,
ella ríe 

se amanece reuniéndolos
y los limpia,


ríe
mira que en su reflejo oscila la palmada,
como  palomas las  recuerda
al mirarse en el espejo,

palomas hinchadas 
emigrando
hacia sí mismas.

En su epitelio
vuelve a tejer ancestros,
más ancestros diminutos en sus células

parecen gritar,

nacen, renacen,

y las heridas de  sus pies
no logran cerrarse

deben seguir nutriendo a hijos
que de bruces marchan
hacia cualquier fanal para apagarlo,

y vivir 
como siempre


en la oscuridad. 

jueves, 17 de febrero de 2011

Ella quiere reivindicar esas voces de antaño.
Su nombre inscrito en un registro
entre  raudas multitudes
que buscan  trabajo

no perderse de vista,

su semblante anime a la sombra,
la sombra muerda
confirmándola
en estas travesías,

quizás para no retornar.

Ella quiere
que  repitan su nombre,
que le susurren una  letanía 


                  en la turgencia secreta de la noche,

no quiere lucir  sola
en el acto

cuando cese la luz y el aire,

el aire
se agote
y el siseo de sus pasos cansinos
calle.

No, ella no quiere llegar sola,

quiere aún el ayuno de sus tardes
el brío adolescente,

y su aurora de lluvias
golpeando sobré cálices vivaces,

cuando vaya a la piedra de olvido
sin pena ni gloria.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Vita Clamavi
Príncipe dios,
te clamo por el aire,
en la percepción deliciosa
de la vida
y de las cosas de la vida,
vita clamavi,
poséeme,
desalójame de lo que no es tuyo,
he de morir en su espuma.

Es suburbio  de su existencia y la besa
hasta sus huesos,
respira en su sangre menstrual
y virgen la viste.
Desmedrada en su postrera reflexión
huele cómo marchitan los soñados
azahares y azucenas
en  su cintura.

La serpiente aprendió el rugido del mar

Te conté:

Cuando nací estaba en el mar,

la serpiente aprendió  el  rugido del mar,
mis brazos salían
a la superficie,
yo chillaba como un extraño anfibio.
La serpiente repitió mi voz de océano,
la aprendió y
la dijo mil veces,
mientras
entre los corales
nacía
- me arrancó la lengua
para no tener competidor-

Hoy repto
                     como ella,
cambio mis escamas,  
                    y callo
 callo para no volver,

pues, 
abajo
en el mar,

las algas me enredan,
me abrazan,

y
en mi boca cabe un pezón,

y callo.

jueves, 10 de febrero de 2011

Desde qué fuegos



Desde qué fuegos
quedó 
en el vidrio 
un infierno
que curtió sus pies, 

dejó atrás la ciudad.

Urdió la fuga en mitad de la tarde
cuando el cerezo florecía, 
y ella agonizaba
entre los fuegos 
de su pelo:
-destellos lucen en los escaparates
con la muñeca rota 
apuntando el índice
hacia la puerta –

no más allá, 

porque se pierde
entre luces artificiales
a las que no está habituada.

Las vitrinas exhiben excentricidades
y lejos se reparte trigo y agua,

las tierras baldías son para hincarse en ellas
entre espejismos, 

dar a luz
rizando en los charcos
los sueños quebrados 
hasta sacarse el lodo 
de la frente 
que descifra las nubes
y hoza en la arena 
la grieta de un dios.

No hay más certeza que el aire 

ni más 
ni menos. 

domingo, 6 de febrero de 2011

Cerca de la Isla.


Un cisne 

restaña las turbulencias.



En un seno hospitalario

separa las aguas
de las sombras
crispadas en ajeno elemento.



Retumba negro el cielo:

un aguacero en su pecho
espanta el canto 
sangrando
su belleza blanca
y negro cuello.


El cisne lleva en su garganta

un fuego amargo:
apagó la luz 
de las palabras
y
va quemando las hojas que arrastra
un libro de dudas
peregrino de la brisa
envuela
hacia un signo
infinito.


Murmura un réquiem, 

un violín, 
corta una a una sus cuerdas, 
rezuma despavorido
un desierto. 



El cisne cuelga

en su pico
los versos perdidos
que todos callan
en latitudes y familias.


Un violín y un cisne

han caído al vacío:


Un manchado pétalo

al desfiladero.