sábado, 31 de julio de 2010

En cuerpo de mujer



A mis ojos sedosa como una nube

mi boca en el retoño dulce

del árbol.

De su tronco pendía

como un hoja pálida

el error.

Y una llaga que sangra.

Mis cabellos son arena hasta la playa,

litoral largo de nidos mis piernas.

No saldré temerosa

en una hoja blanca.

Mis pies suaves se hunden en la

delicada humedad del mar.

Es la venda que me duele

murmurando.

Todo mi vigor

devenía

en mis suburbios

carcajadas.

Dame un beso madre,

cobíjame

de este fuego majestuoso

que molesta a las hembras

en la calle.

Gota a gota de rocío me desarma

un desconocido que me acecha.

Nací mujer como la luna,

blanca lima

que formó mis caderas

equivocadas,

volcán enrevesado

desprovisto de cadencia,

en mis ojos

hay desconfianza.

Como el sol abarco

los mohines suaves

y melosos de las hienas,

ellas ríen de mí

y yo las beso

en los sueños del purgatorio.

viernes, 30 de julio de 2010

Pintura de Armand Aliguiery de Lioncourt

Horas, surcos.

Peinture de Monique-Marie Irhy

Asciende pródiga
entre musgo y resolana, ella su cerviz.

Festeja razones
la lluvia de la calle, de estar maquillada,

atrapada en las aceras de tanta gente y piensa
en fuegos que no apaga el agua,

las distancias sus cien cruces recortadas
se derraman
en las horas,
en los surcos,
como estiércol de buitres o colmenas congeladas.

Nunca antes tomó una antorcha para correr por los patios
entre reos,
cuando a oscuras nadie la volvía hermosa,

infibulada bajo cuerdas,
sujetó sus puños en aldabas
donde se dejaba la escoria


allí la buscaría para besarla.

jueves, 29 de julio de 2010

El murciélago


Duele el sueño,

es la hora de finiquitar el día,

la jornada silenciosa y mansa me desviste ante el pilar

que ha roto un murciélago pervertido o sordo,

lo invité a mi quimera,

mientras esa lluvia golpea el solado

la seda me ciñe empapada,

me sobrevuela el animalejo que desvaría

su carrera inhábil,

miro su magma,

le miro apasionadamente su quijada

que aglomera su saliva.

En su nido reseco me quedé a vivir.


miércoles, 28 de julio de 2010

Buenos días, poeta ¡


que me despertaras con la inflexión del sol sobre el corazón
que me hablaras con dulzura órbita,
que me preguntes si te he llamado para oir tu pulso universal
que me ansíes bajo la sombría y cálida latitud oculta
que me quieras para ti,
a pesar de todo,

quiero dormime ¡


ayer, esa camiseta azul eléctrico para mi poco eléctrico cuerpo,
para ti, la camiseta y su suave textura, y su bello color,
y ese escote para que lo contemples y te provoque y me incites
a sostener el rumbo,

y el dorso de tu mano desde el pezón a mi vientre,
y en el sueño seguir descendiendo.

domingo, 25 de julio de 2010

¿Qué se siente?



Qué se siente partir el mundo en dos edades y

la risa desdeñosa esquivando la tersura fugitiva de los años?

¿qué se siente oh puñal adolescente curioso astro que me orbita

a esta hora de la vida?

Místico siervo acurruca tu castidad en mis pechos alicaídos

alivia tu masturbación adolescente en la amapola experta

de tu altar.

Mis labios acercan la sílaba a tu boca

cuando irrumpes en mis corrientes

una oración delegada a tu vicio

desvelada a tu anhelo

de hacer un túmulo sobre mi ombligo.

Genital que reparte el sol

donde pensaba que era olvido

maestra vegetal hacia el destello

cordel liberándose de su hebra primigenia.

Te bañas

te contemplo

tu cuerpo no es espejo para el mío.

Dime qué se siente en una piel de muchas páginas,

luna indigna

y tendida en tu piel de silvestres geografías

joven vino que me escurre,

entonces...



la agonía.

sábado, 24 de julio de 2010

El Martillo de las Brujas - libro Malleus Maleficarum


El Libro Malleus Maleficarum pretende mostrarnos nuestras tendencias naturales, por lo tanto divinas, que la mujer es una hechicera con la gracia de Dios, y con la voluntad divina desea dañar. Se expone en el libro la inferioridad de la mujer y que tiene una mayor inclinación que el hombre a ser tentada por Satán. Los monjes empeñados en demostrar la peligrosidad de ésta , concluyeron luego de analizar la raíz de la terminología Mujer desde el latín Femina, que su significado es, Sin Fe, Fe Minus.

El Malleus Maleficarum o martillo de las brujas fue organizado y escrito por dos monjes de la inquisición Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, quienes decidieron categorizar en el libro acerca de sus poderes especiales que les autorizaban procesar a las brujas en Alemania bajo la bula del Papa Inocencio VIII , por medio de un decreto papal del 5 de diciembre de 1484.

Era época en la que la mujer era considerada inferior, débil, con natural tendencia al pecado y a la lujuria, la Iglesia, integrada por varones nominalmente célibes, se obsesionó con ella y el trato sexual que mantenía con el demonio. Para la Iglesia, la coquetería de una mujer, su risa, su arreglo y su sensualidad femenina eran interpretadas como posesión diabólica, incluso los cabellos largos y sueltos eran un encanto demoníaco.

Ana Rosa

viernes, 23 de julio de 2010

Ofrendarte


Sé que me oíste como un arpón en la techumbre,

y sobresaltado dejaste de escribir,

la luminosa calle se extiende ascendiendo hacia un ángel

que mi tiende su mano,

allá avanzó el enemigo que torturaba con preguntas

en la última vuelta.

Labios de mi boca,

que cuántas veces callaron,

cuántas insultaron,

y una vez los mordí

para no matar.

Tibio como un aire estival

se tiende el puño bruscamente

expuesto fuera de la manga a buscarte,

me he vestido y desvestido para relucir en la noche sucia,

la tibieza de los pechos y los bastones a cuestas,

bajo la bruma descarnada a la bestia que miente al mundo,

para venderles el alma

a unos míseros apuñalados.

Amé la vida porque estabas en ella,

amé la puerta del sol cuando penetró profundamente

y yo repté

y abrí mis ornamentos,

porque era la única manera de ofrendarte.

Sinfonía


Mi hermoso difunto

tu esternón bajo mis ijares mancillados

de tu semen,

han hecho esta sinfonía en mis febriles aposentos,

convulsionan mis piernas

que abrieron los caminos a las pirotecnia

cubriéndote los ojos en mi caparazón.

El frío de silencios

que gimen los inviernos,

no se tensan nuestros cartílagos

engarzados tus huesos a mis huesos

como esponjas.

¡cómo limas delirantes se retuercen sin resignación

de no tener la seda de tu esquiva savia en mi esquiva boca¡

No sabemos si al fin

nos iremos con el mundo.

Yerma


I

Ella abrió las corrientes sin llanto

y las oscuridades de las calles,

la inmóvil brusca

susurró su adiós entre arcas vacías

y luces tenues.

Se fue.

Se fue con su cruz apolillada.

Ella abrió a los cielos sus alas,

en las puertas golpeó,

y las escalas fueron

iluminadas arenas,

demasiado para seguirlas

sobre el viento.

Acaso ese viento presuroso secara

el sudor de la esfinge

o nunca sus piernas se abrieron.

Los brazos abiertos presta a acunar

se vaciaron antes de su aborto inmóvil,

aún su pañuelo manchado la cubre.

Yerma amada,

tu beso estalló antes de salir el sol

desde el botón hermético.

II

Tú,

que tienes el germen imborrable bajo el tórax,

derrochas la ternura que el mundo carece,

el desaire que acuna

el tedioso petulante,

descolorida cotidiana que no descansa en mansedumbre

de amar al mundo

en sus intervalos.

jueves, 15 de julio de 2010

Nudo


Pensaba esa tarde cuando el sol nació

sobre el mar,

la avidez del invierno y los fuertes troncos

y la desnuda tierra

se postró al sol hacia un imperio

de sangre,

los azadones curtieron extrañas raíces,

que se elongaron por los cuellos

se alzaron desde la pira hacia el aire.

Repitamos el conjuro mujeres

de mi tribu dulce y fuerte

que va ordenando piedras

que manos esclavas agruparon

en un nudo para no desviar.

En la urbe

A escondidas siempre bajo la sombra la que me escucha la que me mira y me desnuda cuando he soñado ser la dictadora, la que cuenta la verdad, la verdad que me sujete, como insecto pegado en el campanario y vuela cansado sobre el metal, fatigado mi esqueleto junto a otros insectos y ciegos que tullen sus segundos, las sombras inútiles, los pájaros ciegos, los segundos, discorde me pierde el camino, el semáforo sin colores, mis difuntos parientes se pasean inermes por la urbe, así voy abúlica terminándome el aire por no cumplir la sangre su latido fallido, su fatum como aguaceros que no estancan ni desembocan sus aguas.

miércoles, 14 de julio de 2010

Sobreviviente

Este vaivén en mi frente,

afuera una cueva se cimbra

oscura luz se desata en mis venas,

al fin pienso

es la fiera huesa que me traga

y así te amara

replegada entre gusanos.

Se escapa

de mis alientos la temible sombra.

He aplastado bajo una piedra

tu rostro,

y crece una pelusa en la tierra,

son semillas que no brotan

en el cieno,

mi ovulación sin espermios,

luz que disminuye pero no se apaga,

y me indica los restos carcomidos.

Subrayé cuántas veces los caminos debidos

en mi libro, para seguirlos

paso a paso,

sangrando y he llorado obsequiosa

resignada por los pasillos que besé,

y así, no he logrado

alumbrar estos ojos bajo las rasgadas colchas,

esconderme de los ojos, de las llaves,

de las puertas abiertas,

no he podido sacudir los crótalos de mi cuello

ni raspar las sales secas del río,

olvidar la noche dorada de mis piernas,

aquí este vaivén que de todo se esconde y no logro

descifrar la voz del profeta,

ni la falta del diente se me ha visto,

ni el paso púdico

ni el lloro seco

ni el mugido,

ni un ay

se me condena,

y esta huesa

me tritura el seno entre los pechos

buscándote con las fuerzas de una fiera

sobreviviente.