viernes, 23 de julio de 2010

Sinfonía


Mi hermoso difunto

tu esternón bajo mis ijares mancillados

de tu semen,

han hecho esta sinfonía en mis febriles aposentos,

convulsionan mis piernas

que abrieron los caminos a las pirotecnia

cubriéndote los ojos en mi caparazón.

El frío de silencios

que gimen los inviernos,

no se tensan nuestros cartílagos

engarzados tus huesos a mis huesos

como esponjas.

¡cómo limas delirantes se retuercen sin resignación

de no tener la seda de tu esquiva savia en mi esquiva boca¡

No sabemos si al fin

nos iremos con el mundo.

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