miércoles, 14 de julio de 2010

Sobreviviente

Este vaivén en mi frente,

afuera una cueva se cimbra

oscura luz se desata en mis venas,

al fin pienso

es la fiera huesa que me traga

y así te amara

replegada entre gusanos.

Se escapa

de mis alientos la temible sombra.

He aplastado bajo una piedra

tu rostro,

y crece una pelusa en la tierra,

son semillas que no brotan

en el cieno,

mi ovulación sin espermios,

luz que disminuye pero no se apaga,

y me indica los restos carcomidos.

Subrayé cuántas veces los caminos debidos

en mi libro, para seguirlos

paso a paso,

sangrando y he llorado obsequiosa

resignada por los pasillos que besé,

y así, no he logrado

alumbrar estos ojos bajo las rasgadas colchas,

esconderme de los ojos, de las llaves,

de las puertas abiertas,

no he podido sacudir los crótalos de mi cuello

ni raspar las sales secas del río,

olvidar la noche dorada de mis piernas,

aquí este vaivén que de todo se esconde y no logro

descifrar la voz del profeta,

ni la falta del diente se me ha visto,

ni el paso púdico

ni el lloro seco

ni el mugido,

ni un ay

se me condena,

y esta huesa

me tritura el seno entre los pechos

buscándote con las fuerzas de una fiera

sobreviviente.

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