viernes, 9 de julio de 2010

Coral

Te he amado en el comienzo del mar

y la tierra,

en la luz y el pectoral

que te adormiló

en mis sábanas

aquella encendida madrugada;

la golondrina

sobrevolando ajenos huertos,

la sombra insolente de una playa sin huellas.

Te daré todas las noches del tiempo

tengo un río que puede lamer su cauce en tu cuerpo.

Serás mi gota frágil del sereno,

huelo desde ya, tu aroma, tus fluidos

y me desarman

los nidos de la existencia.

No te preocupes de los silenciosos caminos

sigue aleando sobre mis cielos,

besa mis trémulos vaivenes,

son las alas del viento,

pues te pido y desespero,

porque

tu voz traduce desde mi pelo hasta mis pies

un coral que canta bajo un océano.

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