viernes, 9 de julio de 2010

Desnúdame

Desnúdame arrecife en océanos briosos

y abismes tu boca

en mis caderas

cuando rompa el anhelo la virtud.

Tus vísceras y la tostada simiente

Vuelque su blanco licor que edulcora la voz

Y me convenza,

Abriré el pan cálido para tu dedos

Y dejes tu almibarada tizana

En el mascarón que resopla por mí.

Tus manos batan el aire, silben sobrevuelos

mi desnudo pubis y tus yemas clávense

en alguna huella de eternidad

cuando voltees tus ojos a mis ojos ya hundida

en el mar.

Bajaré la cremallera y me incitarás

La lujuria de las santas, la ruidosa altiva, idealizada mujer,

te beso la profundidad de los mares que embisten

con su pez devorador en la espuma sagrada de una diosa.

Ábreme como una rosa presa hace siglos,

no te niego palabras soeces ni rasguños que marquen

a fuego tus dientes en mi agudo pezón.

Tu mensaje vomite labios entreabiertos

la muerte dulce y quejumbrosa,

mi brasa inmóvil cerraré.

Líbame el rocío, enrédame a la humedad

que el cimbreo no fatigue las pelvis.

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