Avanzo por las rutas
que en las horas invento para
no perder el rumbo,
los astros me siguen
y yo me escondo temerosa
de la luz,
hasta descansar en un escaño,
allí le dije:
bebamos el sorbo
aunque amargo,
aunque punce como ortiga,
aunque prepotente nos diga
que incapaces somos para rehacer
los delirios que nos hacían permanecer
insomnes.
Era la hora engañosa
nuestra temporada en el infierno,
nos tendíamos las manos para abrazarnos
y allí albergaban las mariposas sangrantes
sobre un polvo tornasol en las líneas de la vida
que la experiencia tiró entre los dedos.
Vamos inventando héroes como que nos persigue
el diablo,
¿dónde están los que salvarán al mundo
dónde el filamento del sol que más arde
para incrustarlo en un glaciar,
dónde el hueso que astilla
para frenar la mecha,
dónde el bufón llora en silencio?
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