lunes, 28 de febrero de 2011

La del hospital

¡Arráncame la vida..¡¡



Alta,
gruesa,
sus ojos detienen las calles como  cercos mudos
del mundo,
fuera sólo un domingo.

Va midiendo trazo a trazo
de prisa, su dentadura es jaula abierta
ríe,
a pesar de sus oscuras cizañas
resbalando por sus brazos
recoge los cristales turbios,
ella ríe 

se amanece reuniéndolos
y los limpia,


ríe
mira que en su reflejo oscila la palmada,
como  palomas las  recuerda
al mirarse en el espejo,

palomas hinchadas 
emigrando
hacia sí mismas.

En su epitelio
vuelve a tejer ancestros,
más ancestros diminutos en sus células

parecen gritar,

nacen, renacen,

y las heridas de  sus pies
no logran cerrarse

deben seguir nutriendo a hijos
que de bruces marchan
hacia cualquier fanal para apagarlo,

y vivir 
como siempre


en la oscuridad. 

4 comentarios:

Sentir la poesía dijo...

¡Ay, esos cristales turbios, cuánto estropean una vida!
Un poema triste pero que dice mucho de lo que nos sucede día a día.
Un saludo, Ana Rosa

A chuisle dijo...

Muy en tu estilo y con toda la inteligencia y la fuerza de una mujer que percibe la vida y la vive.

ANA ROSA BUSTAMANTE MORALES dijo...

Myriam, este poema me lo inspiró una mujer que conocí en el hospital, y me dijo que no quería vivir más, como de 40 años, con depresión severa, maltratada y se fue con su cóctel de pastillas.

fernando di filippo dijo...

Sabes, me dolió....
Que tonto, Verdad ?
Un beso