lunes, 6 de septiembre de 2010

Ayer te he visto

Ayer te he visto nuevamente.

El tumulto,

el vino y los maníes

y la conversación de siempre.

Entre los rostros el único que lleva ojos que transgreden las sombras

como almas en pena que besarán las murallas tres mil años,

para decirme que vienes del impulso de las aguas arrastrando las piedras escritas,

que vienes de la mesa donde olvidas

que eres el animal de tiro para mi arado,

el que con sus dedos sordomudos dibujan en el aire

las vidas que no retornarán con los mismos ensueños y relatos,

y atrapan

con ahínco la espuma.

Tu cuerpo cruza la sala con ese paso aéreo

y atraviesa a otros cuerpos

rezumando la quimera que los amarró

a la hectárea profunda de la experiencia,

tú y tus años, yo y mis años suman

hacia un astro que orbitará la constelación cuando el tiempo fluya

escupiendo los esqueletos humanos a otra Era.

Entonces,

nuestros nombres

serán otros.

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