lunes, 6 de septiembre de 2010

La intensidad del Silencio

Comienza a retirarse el otoño y ya no hace frío. Aquí me quedo en medianoche, la mente quieta, sola con la luz del cuarto horadándome en el pecho, las cortinas cerradas y las sombras tranquilas. Me ha llamado, pero yo no quiero más fantasías; era insensato, siempre acudía de prisa hacia la puerta y me asomaba al oir sus pasos, no quiero más manjares ofrecidos por él, ningún susurro prometiéndome ese ambiguo camino juntos. Aparto la mirada del libro, y doblo la página, quiero dormir, es tarde y debo levantarme temprano. Mañana llamará como cada martes, otra vez le diré que no es posible, que el desaliento es un pájaro que picotea, permanentemente, el estómago y no puedo tomar decisiones tan temprano. Suena el celular, es un mensaje, lo leeré mañana, qué querrá tan tarde…


ar

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