domingo, 5 de septiembre de 2010

La intensidad del Silencio


Porque no he querido botar el viejo sillón donde cada noche me siento a leer, donde paladeo cada idea de otros tiempos, me gusta soñar y mientras tantos devoro, con ansias, una fruta. Desde ese momento, me siento angustiada, el aire me turba la mirada, una extraña bruma me asusta; y me levanto rápidamente, corro por la habitación hacia la puerta, quiero escapar. Nadie me abraza, todo está cubierto de sangre, todo es aceite hirviendo bajo mis pies, y mis gritos ahogan mi pecho y no emito sonido, ninguna palabra que llame a alguien que me socorre. El viento ruge fuera de mi casa y yo sólo quiero detener esta tromba de sensaciones trastornando mis pasos a cualquier lugar. Cuántos años en esta jaula murmurando, esperando que por mí.

ar

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