sábado, 4 de septiembre de 2010

Te ofrezco

Te ofrezco

la flor almibarada

donde nutrí a mis hijos,

hinchada magnitud perpleja

de un capullo a punto

de abrir su seda.

Te ofrezco entrelazada

la llaga del tormento y tu memoria

que hará encender la veta más preciada

de la piedra hueca

que tu llenas.

Encañado trigal

entre el aire y mi cuerpo,

somos dos acaudalados

hacia el océano.

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